La semilla del fruto prohibido
¡Bienvenido noviembre! ¿Qué tal si empezamos este mes poniéndole una segunda parte al relato de la semana anterior?
Había sido una noche de locura. Nunca me había atrevido a tanto… Amanecí con un sol radiante, con los pájaros piando, y la naturaleza en todo su esplendor. Miré a mi lado y estaba sola. ¿Todo lo de anoche había sido un sueño? En mi cabeza decía que no, pues esas caricias habían sido reales. ¡Sabía que habían sido reales! Recordaba cómo se me erizó el vello de los brazos, cómo se había impregnado un olor varonil en mi vestido y cómo corrí de una mano extraña sintiéndome libre.
Me puse muy triste, a pesar que no quería mostrar mi debilidad más profunda. Ese joven fue todo un caballero. No de esos de armadura y caballo. Ni de los que conquistan a las damas, las cortejan y luego hincan la rodilla y les piden matrimonio, rodeados de cientos de invitados.
Era un caballero de los que te respetan, te miran a los ojos, te cogen de la mano y no hace falta lujos, poemas, ir demasiado arreglada o hacerse la interesante.
Tampoco era de cuento, pero sí es verdad que había salido de la nada. No era ni duque, ni marqués, tampoco podría ser un príncipe, pues no vestía de azul.
Le daba vueltas a su imagen, hasta que vi un lago. Me quité el vestido y nadé en paños menores. Si alguien me veía, qué pensaría de mí…
– Pensaría que no eres digna de ser princesa, mas solo eres plebeya o quizá una criada. No tengas miedo, no te tapes. La noche fue muy larga y pude haber visto todo cuanto quise, si no lo hice es porque merece la pena ver a tu lado, lento, despacio y paulatinamente pasar el tiempo…
De algo estaba segura, no me quería por quién era antes, si no, por quién soy ahora cuando estamos juntos. Sabía que forzar algo inequívoco no te llena de gozo ni de dicha.
Su compañía era la semilla del fruto de que estábamos enamorados, pero esperaríamos si hace falta, para hacer las cosas bien. No como todos esperarían, pero sí como a nosotros nos gustaría. Rompiendo reglas, mitos y jerarquías sociales.
¿Que serías capaz de hacer por amor?
Te recuerdo, que puedes encontrarme por aquí: